26 de juny del 2010

No roots.

La luz se había ido hacía un par de horas, pero mis ojos aún conseguían ver algo.
Sus manos enfrentadas a la luz tenue bailaban en mi pelo y jugaban con mi sonrisa que no era muy diferente de la suya.
Debería haber estado enfadada por todas las lagrimas que había derrochado por él, pero yo tan solo era capaz de estar allí y amarle. Porque amar es diferente de querer, yo siempre lo he pensado así. Y yo a él le amaba.

"Wait... they don't love you like I love you" sonaba de fondo en nuestra oscura habitación, le apreté fuertemente la mano contra mi pecho, al lado de mi corazón y él pareció entenderlo ya que empezó a abrazarme más fuerte.

- No necesito nada más. - susurré y en el mismo momento me arrepentía de esas palabras.
- Tengo ganas de tí. - contestó.


Hicimos el amor de nuevo.

20 de juny del 2010

Música, amor y caminos escritos.

Suena un piano detrás de mi, una melodía que yo invente hace un par de días, la niña pequeña de melena rubia esta tocándola, he empezado a dar clases, me siento bien conmigo misma. Creo.
Voy a la cocina y cojo un bote de café en polvo, lo vuelvo a dejar. Ya no sé ni lo que quiero tomar, o quizás si, quizás solo quiero tomar el mundo. La vida, los momentos.
Él estaba acostado en mi cama en el piso de arriba, habíamos pasado la noche haciendo el amor, sonreí al pensar en esto. Hacía camino de dos años que nadie del sexo masculino había estado en mi cama, ¿dos años sin sexo? no, claro que no, habían habido excepciones por supuesto, pero jamás en casa, ya tenía suficiente sintiéndome puta al llegar al umbral de la puerta, si la sensación hubiera entrado en casa me habría tenido que ir corriendo hacía otro lugar y no lo tengo.
La niña seguía tocando el piano divertida, yo la miraba y mis ojos casi deberían estar soltando estrellitas, tocaba genial.
Mi mente se va por momentos al piso de arriba, recuerda caricias y besos. Todo tan nuevo para mí. Le digo a la pequeña que ya hemos acabado por hoy, ella coge el teléfono para llamar a su madre y me da el dinero por las dos horas de clase, le doy el cuadernillo y le apunto las que quiero que se aprenda. Al poco se la llevan. Entonces me quito los zapatos y subo las escaleras descalza y como si estuviera haciendo una misión de espionaje abro la puerta de mi dormitorio y le veo allí tendido entre mis sabanas. Me vienen ganas de volver a hacerle el amor.
Espera.
¿He dicho hacer el amor? Esas palabras han salido casi solas de mi mente, vaya, amor. Me acerco y me estiro a su lado, se despierta y me sonríe, tiene una sonrisa preciosa.
- Esperaba que volverías.
- ¿Estabas despierto?
- Desde que te levantaste. - otra sonrisa.
Le miro y siento un escalofrío, podría detener el tiempo aquí mismo. Y a la vez pienso que ojala el me pidiera que lo hiciera. Dos personas y un solo pensamiento.
- Besame. - me ha dicho sin más.
Sus labios casi son un sueño, sus besos casi son imposibles de olvidar.



Dos horas más tarde, aún tendidos en la cama de golpe me miró y dijo:
- Ojala pudieras parar el tiempo ahora mismo.



Rompí a llorar.

1 de juny del 2010

Cuando nos damos cuenta de lo que ya sabíamos.


De las manos que nos rodean, los corazones que laten por nosotros, las verdades que escuchamos n el día a día, las mentiras de los vecinos, las risas de los niños del parque y las lágrimas de la persona a la que le rompieron el corazón.

Todo esto, forma la vida.
Y si ya lo sabíamos. Pero aun así, dejamos que muchos de estos momentos se nos escapen, ¿por que? miedo, miedo a vivirlo.




Pero entonces me alce y dije: prefiero haberlo vivido, prefiero vivir así.

____________________________________________________________

No nos habíamos visto desde hacia un par de años, yo estaba temblando en el anden de la estación. ¿Como iba a saludar? eso era un misterio. Quizás un beso en los labios, quizás un simple abrazo o incluso un estrechamiento de manos sería suficiente.
Bah, ¿pero que estaba diciendo? Yo sabía suficientemente bien que a una persona a la que se le ha dado medio corazón (puede que más) no se le puede saludar con un estrechón de manos.
Miraba el reloj constantemente, como si eso hiciera que el tiempo pasara más rápido.
Como una estúpida empecé a inventarme conversaciones que podría tener:
- Cuanto tiempo, ¿como estas?... no, no, no.
No se le puede decir "como estas" a alguien que se fue porque quiso sin decir si quiera un adiós.
- ¿Como te ha ido todo este tiempo? ¿que has hecho con tu vida?... no, no...
No se le puede hacer un interrogatorio a alguien que jamás te dijo que pasaba por su cabeza.

Tardé demasiado, cuando quise darme cuenta él ya estaba caminando hacia mi. Creo que empecé a sudar, puede que también temblase, pero cuando llego justo delante de mi hice algo que jamás habría pensado que haría.
Le dí una bofetada.
- "Te dejo aquí mi corazón" me dijiste cuando te llamé por teléfono tras haberte buscado por toda la ciudad, te dejo aquí mi corazón. No lo quería, no lo quiero ahora, no me sirve de nada si tu no estás con el. No me sirve de nada si al levantarme no puedo abrazarte y sentirme viva. No me sirve de nada si cuando me duermo tus ojos no son lo ultimo que veo.
Nos quedamos mirándonos fijamente, la marca de mi mano en su cara cada vez se hacía más notable, me dí cuenta de ello y los ojos se me empezaron a llenar de lágrimas, me abrazó.