4 de novembre del 2011

Cap. 6 Dudas e incertidumbres.

Si nuestras relaciones pudieran compararse con los molinos, diríamos que nos dedicamos a dar vueltas unos sobre otros siempre en el mismo rumbo y jamás alcanzandonos.

Lo cierto es que nunca sentí que alcanzase gran cosa de los demás, sobretodo ultimamente, en este mundo de gente a medio conocer, personas que apenas dan una pincelada por nuestras vidas y se marchan tal cual llegaron sin dejar un rastro para poder encontrarlas.
Quizás el amor entre nosotros se ha ido de vacaciones, o quizás lo perdimos para siempre y ahora nuestras cenas están llenas de silencios incómodos, de miradas que no se encuentran y de pensamientos tan dispares que son incapaces de unirse ni aún queriéndolo.
Echo de menos aquellos tiempos en los que solo se tenia ganas de estar en la calle con los amigos, aunque ya no hubiera nada más que contarse, cualquier cosa era mejor que estar en casa.
 
Adoramos esas películas en las que un chico/a se sube a un autobús y de golpe un desconocido/a se sienta a su lado y le pregunta algo sobre el periódico para luego decirle que en realidad solo quería empezar una conversacion con el/ella, y lo adoramos porque deseamos que nos ocurra, deseamos que alguien muestre interés en nosotros. 
Yo también lo deseo.

Sin embargo dejamos que las personas entren en nuestras vidas y se marchen por la puerta grande y si quieren sin despedirse, ¿por qué?, ¿por qué no alargamos la mano y les cogemos del brazo?, ¿por qué no decimos: por favor quedate un poco más?...





 
¿Tanto miedo tenemos de querernos?