6 d’octubre del 2011

Cap. 4 Esto no es vida.

Me pregunto cuantas veces somos capaces de sentirnos inútiles.
Quizás por una llamada que no nos llega, por un rechazo en un trabajo, por unas palabras que no logramos decir...
¿Y cuanto cansancio somos capaces de acumular? ¿Siempre tendremos tantas dudas?

Había caminado tanto esta tarde que al llegar a casa había dejado de sentir mis piernas, pero mi cabeza iba a mil por hora y no podía dejar de pensar en esas preguntas.
Tras mirar pateticamente mi móvil por tercera vez desde que entre por la puerta me di cuenta de que eso era ridículo, me di cuenta de que nadie puede vivir constantemente alerta, quizás solo porque cuando uno no necesita estarlo ya no puede cambiar el chip y puede romper cosas que no debe.

Estoy algo cansada de escuchar esas típicas frases de mierda que suelen decir:
- Si tienes que tener ese puesto, te llamaran cuando menos te lo esperes.
- Si tiene que ser para ti, volverá.
- Deja esto fluir, seguro que te sorprendes viendo lo que pasa.

Pero dios mio, si ese puesto es mio me habrían llamado cuanto antes.
Si alguien te quiere no necesita volver, simplemente se queda allí.
Y una no puede sorprenderse con lo que pase si no se dedica a construir un poco el camino.

Y entonces es cuando decidimos que hemos tenido bastante y que nos toca ser felices, miramos a nuestro alrededor y si en tu caso estas en la habitación como yo, empiezas a pensar que quieres cambiar cosas, que quizás haces un cambio de look y que mañana vas a empezar con una nueva manera de pensar, pues...
¿sabes que te digo?

Que tienes mi apoyo y que voy a hacer lo mismo.

2 comentaris:

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  2. Al alcanzar la cumbre de la vida, aquel joven formuló solo una pregunta al Maestro de los Días y de las Noches.
    - Dime, ¿qué camino debo seguir para ser prefecto? -
    En aquellos momentos, la montaña se vio sumergida, en una espesa nevada. Y el Maestro, extendiendo las palmas de sus sarmentosas manos, recogió algunos de los delicados copos.
    - Observa estas frágiles y hermosas estrellas de nieve. Todas son distintas. Sin embargo, las unas siguen a las otras, sin saber que van hacia la autodestrucción.-
    Y el Maestro suspiró. Y volviéndose hacia el joven exclamó:
    - Cada ser que viene al mundo, como todos y cada uno de estos copos de nieve, es diferente a los demás.
    Por eso estará perdido si se empeña en seguir al resto.
    Sólo debe seguirse a sí mismo… -

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