1 de desembre del 2010

Not there.

Golpeaba la puerta sin parar, gritaba y gritaba esperando respuesta.
Luego, silencio. Calma que rompía mi alma a cada intento, tranquilidad que me helaba la sangre en las venas. Dime algo, por favor dime algo.

Desde mi lado de la puerta inventaba historias en mi cabeza como que habías ido al baño y por eso no contestabas, o mira, quizás habías tenido que ir a comprar un momento y seguro que ibas a sorprenderme por la espalda cargado de bolsas con esa sonrisa característica tuya.

Pero no estabas, no sabía donde buscarte y mis recuerdos se habían ido apagando lentamente como la hoguera de una noche que poco a poco va acabando en ceniza. Los labios me temblaban al nombrarte, mis piernas flaqueaban al correr hacia ti. ¿Donde estás?









Momentos en la vida en los que saldrías corriendo bajo la lluvia solo por encontrar, eso.

3 de novembre del 2010

De rosas y espinas.


Se dedicaba cada tarde a coger una rosa de aquella pared. Y cada tarde se llenaba sus manos de sangre con cada una de las espinas de aquellas flores que simbolizaban el amor y el dolor.

- Tú, que tienes el control de todo esto, que has seguido cada movimiento desde la oscuridad, aún creyendo que no sabía que estabas ahí. Tú, maldito espía de mis latidos, te has reído de cada paso dado en este camino y has cantado al sol canciones de esperanza cuando sabíamos que ya no quedaban pasos que dar.

Aquellas palabras brotaban de sus labios día tras día frente aquel rosal que cubría la negra puerta forjada de hierro tan denso y pesado como su desesperación.
Un día de invierno, al llegar junto a la puerta, las hojas de las rosas empezaron a caer al suelo, levantando la vista se dió cuenta de que la puerta había cedido.
Podría entrar.
Podría conseguir lo que tanto había anhelado.





¿Lo quieres de verdad?

25 d’agost del 2010

Love the way you lie.

Había roto todo lo que tenía en la habitación y me sentí orgullosa de ello. Había tirado al suelo las fotografías y bailado encima de los cristales y ahora el suelo era una mezcla de recuerdos manchados de dolor y sangre. Y tu estabas entre ellos.
En el comedor la televisión sonaba estridente con un canal al azar decidido por mi borrachera al caer sobre el mando a distancia. Me fui de camino al lavabo a la ducha y me metí bajo ella con toda la ropa puesta, el agua que se iba hacia el desagüe arrastraba los restos de mis heridas y yo los miraba como quien ve sirenas bailando bajo la luna llena.
Me puse unas zapatillas sin calcetines, apagué el televisor y salí a la calle. Empecé a correr, primero sin rumbo, después hacia donde me llevasen mis pies y finalmente hacia lo que recordaba de ti.

Sin darme cuenta me encontré delante de tu casa, las luces estaban apagadas pero yo sabía que estabas allí. Así que comencé a tirar piedras contra las ventanas, rompiéndolas, entonces la casa se despertó y tu saliste al balcón.

- ¿Es esto lo que la vida quiere de nosotros? ¿Una historia escrita a trompicones donde nada más que somos marionetas de lo que llamamos destino? Algo que no podemos escoger y que nos hiere y nos cura a su antojo. Algo que tu dices no poder manejar pero que sin embargo te deja decidir cuando huyes de las sabanas de mi cama y atraviesas la puerta de mi habitación. Cosas que tienden a fluir más rápido que tu, pero nadie es más rápido a la hora de excusarse en el momento que crees que estas sintiendo demasiado por mi. Quiero verte llorar, quiero verte sufrir, quiero verte morir de amor por mi. Quiero saber que no estoy sola en esto y quiero que tengas el valor suficiente, maldita sea, que no seas un jodido cobarde cuando se trata de vivir.


Había roto todo lo que tenía en la habitación y me sentí orgullosa de ello. Había tirado al suelo las fotografías y bailado encima de los cristales y ahora el suelo era una mezcla de recuerdos manchados de dolor y sangre. Y tu...

17 d’agost del 2010

Otra nave a la que subir...

Siento la ausencia ultimamente, es lo que tienen los trabajos de verano. Sin embargo, os invito a un nuevo proyecto:  http://dejamepensar13.blogspot.com/


Un beso a todos!

4 d’agost del 2010

Nuestro amor será leyenda.

Día tras día nos suceden millones de situaciones.
Algunas más importantes, otras menos, algunas más impactantes, otras que parecen pasar desapercibidas.
Pero dentro de todo eso, se esconden esos momentos que nos acompañaran para siempre.

Puede que una pequeña sonrisa, una mirada o algo tan simple como un suspiro.

Eternos dentro de nosotros.
Para siempre.


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Nadie llamó a mi puerta, ni al telefono, ni si quiera había un triste email.
Pero sabía que había estado buscandome, pensando en mi. Porque los enamorados sabemos esas cosas aún si los demás nos dicen que estamos locos.
Entonces pensé: el amor no puede ser más verdadero que esto.
Saber que estas sin estar.
Quererte sin gritar, quererte sin tener que mostrar nada ante nadie.


"Desde lejos nuestro amor será leyenda..."

8 de juliol del 2010

Escapemos.

Había vestido a los niños y la nanny ya se los había llevado hacia el colegio. La música sonaba de fondo suavemente: "I be there for you... when you breathe I wanna be the air for you...", tarareba casi sin darme cuenta. Tenía el café encima de la mesa de la cocina pero había preferido tender la ropa antes. Desde el patio vi como el cartero llegaba y dejaba algo en mi buzón. Cuando acabé de tender fui aburrida hacía la cocina y salí a la entrada de casa con el café en la mano y aún con ropa de estar por casa.
Abrí el buzón entretenida tarareando aún la canción cuando entre las facturas ví un sobre y en el, reconocí casi al segundo su letra. La taza de café se estrelló contra el suelo rompiendose en mil pedazos de porcelana y llenandome todo el pantalón de café. Pero me sentía incapaz de moverme ni un centimetro, permanecía allí mirando el sobre como una idiota.
Entré en casa notando que mis manos temblaban. Me senté en el sofá justo encima del gato que salió corriendo con un maullido ensordecedor.
Lentamente fui abriendo el sobre, con extremo cuidado.

"Hoy he vuelto a pensar en tí, lo hago cada día al levantarme, abro la puerta de el bar que ahora es mio y la primera imagen que viene a mi cabeza eres tú. No logro comprenderlo, jamás has pisado este lugar, lo sé, sin embargo formas una gran parte de el.
He visto tus cuadros, casí cada semana voy a tu museo, pero por supuesto tu tampoco sabes nada de esto, porque vives en la otra punta de la ciudad y ya tienes 13 museos, así que este, que esta aquí al lado del lugar del que decidiste marchar, seguramente ni lo habrás pisado desde el día de la inaguración.
Recuerdo ese día, llevabas un precioso vestido negro, corto por encima de las rodillas, con escote provocador pero sutil y la espalda descubierta entre esa tela semitransparente, el pelo lo tenías recogido en alto y un collar con una flor de color purpura caia hasta la altura de tu externón, estabas preciosa.
Te pregunté porque habías abierto el museo justo ahí y tu solo me mirastes y sonreístes, esa sonrisa que me indicaba que yo ya sabía la respuesta y que evidentemente no iba a conseguir escucharla de tus labios.
Horas más tarde, despues de tu discurso, de felicitaciones y estrechones de mano conseguí alcanzarte unos segundos más y aún tengo bien presente lo único que me dijistes: escapemos.
Salímos corriendo de aquel lugar, fuímos al bar de Carl, música estridente, gente que jamás estaría en nuestras vidas (no fuera de ese lugar) y tu y yo. Te besé, pero me apartaste. Soy una mujer casada me dijistes con lagrimas en los ojos.
Lagrimas, no las he podido olvidar.
Ni a ti tampoco.
Sabes que siempre estaré contigo."


Me sentí desfallecer, él había vuelto a mi, o quizás jamás se había marchado.
Tuve sus palabras en mi cabeza durante el resto del día.

7 de juliol del 2010

Fire.

Date prisa en quemarme el alma que van quedando pocos trozos ya.
Rompeme en dos, clavame todas las espinas que quieras.
Hazme llorar, hazme decir tu nombre.
Buscame, abandoname.
Quiereme tan solo a ratos y odiame cada amanecer.
Arrancame las sonrisas que jamás me devolveras.
Dime adiós a cada segundo y vuelveme a conquistar entre tus brazos al caer la noche.
Matemos a la luna traidora que nos espía desde su balcón en el negro cielo.
No, no me acaricies más el corazón hoy, no quiero llegar a amarte más de lo que debería.


Volví a mentir.

6 de juliol del 2010

Amor y odio.

- Te he odiado desde el primer momento.
- Eso no es cierto.
- No, no lo es. Por eso mismo te odio, porque no soy capaz de hacerlo, debería, debería...
- No podremos escapar de lo que sentimos.
- ¿Y que sentimos, eh? Dímelo, dime que estamos sintiendo.
- Amor.
- No, esto no puede ser Amor, no puede ser así. Desgarra el alma, hace casi sienta que voy a desfallecer, como si me faltase el aire, tiemblo con cada nota de tu voz y mi cabeza es incapaz de concentrarse si no te encuentra en mis pensamientos. No quiero que esto sea Amor.
- Pero lo es.

No había olvidado esa conversación, como tampoco había olvidado que dos días después él se había marchado. Cobardía me dijo. Dije mil cosas horribles sobre él y le insulte de todas las maneras posibles y ahora, 2 años después yo seguía acordándome de todo esto como si hubiera pasado ayer mismo.

Te odio Amor.

5 de juliol del 2010

Tiempo de decidir.


Me sentía tan nerviosa. Sabía que de un momento a otro llegarías a la plaza.
Yo estaba en un banco sentada y tan solo podía mirar hacía todos los lados.
"Llevaré un gorro rojo" le había dicho, pero lo tenía dentro del bolso y aún no tenía por seguro llegar a ponérmelo.
La sensación era extraña, el saber que la persona con la que deberías compartir la vida va a llegar en pocos minutos. Pero he dicho deberías, querer ya es otra cosa ¿no?
Por supuesto que iba a ser feliz, iba a tener todo lo que una mujer quiere en su vida, sonrisas, hijos, amor y un buen estilo de vida. Pero nada era suficiente.
No cuando tu corazón esta enfadado contigo por no querer lo mismo que los demás.

Le vi llegar, mi mano estaba dentro del bolso agarrando el maldito gorro rojo con fuerza. ¿Que hago? ¿Que debería hacer? ¿Que quieres hacer?
Él miraba para todos lados buscándome y yo lo sabía.

De golpe un coche pasa por la calle de al lado con la música tan fuerte que todos los que estemos en la plaza y los de dos calles más allá hemos podido oírla. Y una canción, especial, simbólica.

No todos podemos escapar del destino, ¿verdad?
Me levanté y salí corriendo de allí.

26 de juny del 2010

No roots.

La luz se había ido hacía un par de horas, pero mis ojos aún conseguían ver algo.
Sus manos enfrentadas a la luz tenue bailaban en mi pelo y jugaban con mi sonrisa que no era muy diferente de la suya.
Debería haber estado enfadada por todas las lagrimas que había derrochado por él, pero yo tan solo era capaz de estar allí y amarle. Porque amar es diferente de querer, yo siempre lo he pensado así. Y yo a él le amaba.

"Wait... they don't love you like I love you" sonaba de fondo en nuestra oscura habitación, le apreté fuertemente la mano contra mi pecho, al lado de mi corazón y él pareció entenderlo ya que empezó a abrazarme más fuerte.

- No necesito nada más. - susurré y en el mismo momento me arrepentía de esas palabras.
- Tengo ganas de tí. - contestó.


Hicimos el amor de nuevo.

20 de juny del 2010

Música, amor y caminos escritos.

Suena un piano detrás de mi, una melodía que yo invente hace un par de días, la niña pequeña de melena rubia esta tocándola, he empezado a dar clases, me siento bien conmigo misma. Creo.
Voy a la cocina y cojo un bote de café en polvo, lo vuelvo a dejar. Ya no sé ni lo que quiero tomar, o quizás si, quizás solo quiero tomar el mundo. La vida, los momentos.
Él estaba acostado en mi cama en el piso de arriba, habíamos pasado la noche haciendo el amor, sonreí al pensar en esto. Hacía camino de dos años que nadie del sexo masculino había estado en mi cama, ¿dos años sin sexo? no, claro que no, habían habido excepciones por supuesto, pero jamás en casa, ya tenía suficiente sintiéndome puta al llegar al umbral de la puerta, si la sensación hubiera entrado en casa me habría tenido que ir corriendo hacía otro lugar y no lo tengo.
La niña seguía tocando el piano divertida, yo la miraba y mis ojos casi deberían estar soltando estrellitas, tocaba genial.
Mi mente se va por momentos al piso de arriba, recuerda caricias y besos. Todo tan nuevo para mí. Le digo a la pequeña que ya hemos acabado por hoy, ella coge el teléfono para llamar a su madre y me da el dinero por las dos horas de clase, le doy el cuadernillo y le apunto las que quiero que se aprenda. Al poco se la llevan. Entonces me quito los zapatos y subo las escaleras descalza y como si estuviera haciendo una misión de espionaje abro la puerta de mi dormitorio y le veo allí tendido entre mis sabanas. Me vienen ganas de volver a hacerle el amor.
Espera.
¿He dicho hacer el amor? Esas palabras han salido casi solas de mi mente, vaya, amor. Me acerco y me estiro a su lado, se despierta y me sonríe, tiene una sonrisa preciosa.
- Esperaba que volverías.
- ¿Estabas despierto?
- Desde que te levantaste. - otra sonrisa.
Le miro y siento un escalofrío, podría detener el tiempo aquí mismo. Y a la vez pienso que ojala el me pidiera que lo hiciera. Dos personas y un solo pensamiento.
- Besame. - me ha dicho sin más.
Sus labios casi son un sueño, sus besos casi son imposibles de olvidar.



Dos horas más tarde, aún tendidos en la cama de golpe me miró y dijo:
- Ojala pudieras parar el tiempo ahora mismo.



Rompí a llorar.

1 de juny del 2010

Cuando nos damos cuenta de lo que ya sabíamos.


De las manos que nos rodean, los corazones que laten por nosotros, las verdades que escuchamos n el día a día, las mentiras de los vecinos, las risas de los niños del parque y las lágrimas de la persona a la que le rompieron el corazón.

Todo esto, forma la vida.
Y si ya lo sabíamos. Pero aun así, dejamos que muchos de estos momentos se nos escapen, ¿por que? miedo, miedo a vivirlo.




Pero entonces me alce y dije: prefiero haberlo vivido, prefiero vivir así.

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No nos habíamos visto desde hacia un par de años, yo estaba temblando en el anden de la estación. ¿Como iba a saludar? eso era un misterio. Quizás un beso en los labios, quizás un simple abrazo o incluso un estrechamiento de manos sería suficiente.
Bah, ¿pero que estaba diciendo? Yo sabía suficientemente bien que a una persona a la que se le ha dado medio corazón (puede que más) no se le puede saludar con un estrechón de manos.
Miraba el reloj constantemente, como si eso hiciera que el tiempo pasara más rápido.
Como una estúpida empecé a inventarme conversaciones que podría tener:
- Cuanto tiempo, ¿como estas?... no, no, no.
No se le puede decir "como estas" a alguien que se fue porque quiso sin decir si quiera un adiós.
- ¿Como te ha ido todo este tiempo? ¿que has hecho con tu vida?... no, no...
No se le puede hacer un interrogatorio a alguien que jamás te dijo que pasaba por su cabeza.

Tardé demasiado, cuando quise darme cuenta él ya estaba caminando hacia mi. Creo que empecé a sudar, puede que también temblase, pero cuando llego justo delante de mi hice algo que jamás habría pensado que haría.
Le dí una bofetada.
- "Te dejo aquí mi corazón" me dijiste cuando te llamé por teléfono tras haberte buscado por toda la ciudad, te dejo aquí mi corazón. No lo quería, no lo quiero ahora, no me sirve de nada si tu no estás con el. No me sirve de nada si al levantarme no puedo abrazarte y sentirme viva. No me sirve de nada si cuando me duermo tus ojos no son lo ultimo que veo.
Nos quedamos mirándonos fijamente, la marca de mi mano en su cara cada vez se hacía más notable, me dí cuenta de ello y los ojos se me empezaron a llenar de lágrimas, me abrazó.

7 d’abril del 2010

Ring...ring...

Ha saltado el buzón de nuevo, pero esta vez ya lo sabia y mientras cogía mi maleta y salia del taxi que me había dejado justo delante de la estación comencé a hablar:

- Me voy, te lo dije mil veces y esta es la verdad, se que ahora te has quedado petrificado con el teléfono en la mano y que posiblemente estés pensando si venir a buscarme o si volveré por mi cuenta más tarde. No voy a volver y lo más seguro es que tus intenciones de venir a buscarme queden en nada, como la mayoría de cosas entre tu y yo.

Me tome un minuto para entrar en la estación y ir caminando en dirección a la taquilla:

- Siempre me ha dado la sensación que escuchabas todo lo que te decía pero no querías entenderlo, las palabras te asustan, la realidad también, así que estuve al margen durante un tiempo, acercándome a ti tanto como podía para susurrarte todo esto, pero no lo he conseguido. Ahora te habrás sentado, atento a todo lo que te estoy diciendo, o puede que simplemente hayas colgado. Me hubiera gustado que estuvieras en el coche acelerando lo más posible por llegar a tiempo. Llegar a tiempo es algo que jamás hemos hecho tu y yo. Ni llegamos a tiempo en nuestras vidas, ni hablamos a tiempo, ni te dije que me he enamorado de ti a tiempo. Y la única palabra que quedara aquí cuando me haya subido a ese tren será: tarde.

Tuve que respirar profundamente, notaba que me quedaba sin aire y que ya no conseguía ver nada a causa de las lágrimas:

- Tengo que decirte que jamás he llorado por ti, mi orgullo me lo impedía y eso esta bien. Pero también me habría gustado llorar y que me consolaras, que vieras de verdad lo que hay dentro de mi, eso que nadie conoce y que yo muero por demostrar. Sé que soy complicada, que me enredo con las palabras y que muchas veces estanco la conversación con una metedura de pata mía. Lo más normal es que cuando eso ocurre prefiero no hablar más y me marcho de donde este. Es más fácil así. Y hoy tampoco es muy diferente, aquí me tienes al teléfono, lejos de ti y con el dedo encima del botón rojo para colgar cuando haga falta. Nunca pensé en nosotros como una pareja, ni como si fuéramos amigos. Era un nosotros.

Aparte el teléfono unos segundos y apreté fuertemente los puños:

- Ahora has cogido la chaqueta y las llaves y caminas hacia la puerta. ¿Por que todo sale como uno NO quiere? ¿Por que no lo hablamos antes? Tu te quedas sin haber sabido que te ame y yo me quedo con la duda de saber si tu me habrías correspondido. Irónico. Se nos ha vuelto en contra, ¿verdad? la ironía. Se nos ha tirado encima por cobardes.

Levanté la cabeza y vi como llegaba mi tren:

- Tengo que irme.

...

...
- Adiós.

Colgué.

22 de març del 2010

Sonrisas.

Estaba medio dormida aún cuando sonó el teléfono.
- ¿Si? - respondí a tientas, con una voz que no era la mía, si no la de un oso que acaba de salir de la cueva después de hibernar.
Y era su voz, mi gran amigo, mi alma gemela. Me llamaba como cada mañana, pero yo llevaba unas dos semanas sin contestarle. Estaba asustada, sus palabras eran verdades y estaba claro que no me sentía preparada para escucharlas.
- Tienes que volver a escribir. - dijo el secamente, sin decir ni un triste hola.
- No puedo.
- Si puedes, tienes que levantarte y escribir.
- Pero no tengo inspiración, ni motivación suficiente...
- Entonces busca, examina, investiga, despierta.
Y colgó. En otra ocasión habría tirado el teléfono y habría seguido estirada en la cama hasta que la espalda me doliese tanto que me obligara a levantarme. Pero esta vez fue diferente.
Me levante y cogiendo algo de ropa me dirigí al cuarto de baño.
Encendí la ducha esperando el agua caliente mientras iba a la cocina y encendía la radio.
El piso tenia una imagen decrépita, era espeluznante. Parecía como si un fantasma viviera allí, yo.
Me duche rápidamente, jamás he tardado mas de quince minutos. Cogí las llaves y salí.
Fuera hacia sol, aunque se notaba que el verano aun estaba por llegar. Me tapaba como podía con mi abrigo gris, ese que llevaba casi un mes colgado detrás de la puerta de casa.
Volvió a sonar el móvil:
- Estoy fuera.
- Lo sé.
- ¿Como lo has hecho...?
- No eres conformista, no ibas a rendirte tan facilmente.
- Ya no sé quien soy.
- Te estas esforzando.
Y me volvió a colgar. Mire hacia el lado derecho y vi un parque, habían niños que jugaban corriendo unos detrás e otros y sonreí.
Sonreí como en todo este tiempo no había hecho. Había salido, estaba allí fuera dispuesta a pelear con el mundo, indefensa, pero dispuesta a combatir.
Me senté en uno de los bancos del parque, el sol daba calor en mis mejillas seguramente enrojecidas por el nerviosismo y la ansiedad.
Entonces abrí el bolso y saque la libreta y el bolígrafo que me habían regalado meses atrás mis amigos por mi cumpleaños. Temblaba. Parecía el fin de el mundo, un abismo abierto delante de mi en el que podía caer en cualquier instante. Y yo miraba desafiante desde arriba.
Mi mano se puso con la punta del bolígrafo encima del primer folio y yo miraba como la tinta iba formando un pequeño redondel al estar apretando en el mismo punto todo el rato. Volví a apartar la mano. Saque el teléfono móvil de mi bolsillo y le llamé:
- Soy incapaz, no se hacerlo.
- Eso no es cierto, has sabido hacerlo desde que naciste.
- No se por donde empezar.
- Empieza por lo que ves, por lo que tienes a tu alrededor, descubrirte de nuevo.
Quise reprocharle algo más pero el ya había colgado.
Y le volví a hacer caso. Describí todo lo que mis ojos veían, los arboles, las flores, los niños correteando, las camisetas de superheroes, las madres que los miraban y regañaban de vez en cuando "no corras tanto que vas a caer" decían. Irónico. Nos dicen eso durante toda nuestra niñez y cuando crecemos tan solo tenemos que pasar días y días corriendo detrás de aquello que de verdad deseamos. Escribí sobre el charco que había junto al columpio, sobre mis manos, mis zapatos, la vulgaridad de mis rodillas y las comisuras de mis labios.
Me levanté y salí corriendo.
Escribí sobre las calles, los callejones y las carreteras. Las miradas difusas de los que caminaban por las aceras camino a sus casas o a donde quieran llevarle sus pies. Sobre la luz tenue que emanaba el sol sobre los cristales de las tiendas de la calle mayor. La señora de la verdulería, el hombre de la pescaderia, ellos, nosotros, yo.
Llegué a casa a las nueve de la noche, extasiada y allí estaba el.
No dijimos nada, tan solo nos abrazamos, como se abrazan dos personas que se conocen de toda la vida aun habiendose conocido en menor tiempo.
Sonrió y se marcho.
- Mañana será otro día. - dijo como despedida.

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Gracias Ivan, es increíble lo que unas palabras de alguien a quien quieres, que quieres de verdad, pueden hacer sobre ti.


Te quiero.

25 de gener del 2010

Niños en el parque de la vida.

Puse una canción al azar y empezó a sonar... como no, algo que me recordaba a nosotros. Pero por primera vez en esta historia, no me entristecí. Cogí el café que me esperaba en la cocina y me senté en el sofá que da a la ventana de mi pequeño salón. Tu estas ahí, fuera en alguna parte de este mundo y no me hace falta salir corriendo a buscarte porque se que te tengo junto a mi. Me encantaría poder acariciarte y eso ya no es ningún secreto, lo saben todos los que me conocen, tan solo con mirar mis ojos pueden ver parte de ti. Busco compararnos con algo, un cuento, una película o incluso una canción como la que esta sonando, pero no encuentro nada en esta vida que pueda ser sinónimo nuestro. Y pensando todo esto, sigo mirando por la ventana y a lo lejos se ve el parque de mi calle, un sitio pequeñito donde todos los niños van a jugar, me encantaría ser uno mas de ellos.
Y sin darme cuenta he salido corriendo hacia allí y me encuentro con un grupo de 6 niños jugando conmigo, correteando por los columpios y caminos de ese lugar. Al principio las madres me han mirado raro, pero después al ver que no muerdo ni araño me han dejado jugar con sus hijos. Los niños no me han pedido ninguna explicacion, tan solo juegan conmigo y reímos juntos, uno de ellos incluso me ha regalado un muñeco suyo.
- ¿Cuando seamos grandes vamos a jugar en el parque como tu? - me ha preguntado una niña que debe tener unos 4 o 5 años y yo me la he quedado mirando perpleja.
- ¿Tu quieres jugar en este parque cuando seas mayor? - le he respondido y ella ha asentido al instante con la cabeza - ¿de verdad? - ella ha vuelto a asentir - entonces, estoy segura que cuando seas grande como yo, vendrás a este parque y jugaras, porque cuando uno quiere algo de verdad... puede llegar a cumplirse.
No se si me ha entendido, creo que.. realmente no, pero ella me ha sonreído y me ha dado un abrazo y se ha ido con su mama que la estaba llamando. He vuelto a casa, la música sigue encendida y esta sonando nuestra canción.
Te quiero y te quiero de verdad, por eso se, que un día...
volveré a encontrarte.


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Muchos van a felicitarte por lo que haces, por donde construyas tu vida, por tus palabras, por tus sentimientos. Te felicitaran incluso por aquellas cosas que para ti son normales, la vida.
Pero para todas esas personas, solo mirales, sonríe y tiendeles una mano. El paso que tu les hagas dar, un día ellos te lo harán dar a ti, para que les felicites, te miren, sonrían y te tiendan la mano.

10 de gener del 2010

En aquel laberinto donde NO te perdí.

No todos son los que deciden meterse en un laberinto. Muchos por miedo a no encontrar, otros por temor a ver el resultado final. Yo no tenia ninguno de los miedos que acabo de decir. Asi pues, entre con paso firme. Las paredes eran de ladrillos rojizos, daban al laberinto un aspecto lugubre, pero no me importo. Tarareaba una canción tras otra por distraer mi mente, por no pensar en ti.
Recuerdo que justo antes de entrar, el hombre que esta en la puerta me ha preguntado que venia a buscar y al responder tu nombre me ha sonreido. Se que su sonrisa era alentadora, de las que se dan cuando te adentras en una batalla perdida. Pero le he cogido la mano y mirandole a los ojos le he dicho que no iba a dejarme vencer. Se le ha paralizado el rostro.
Ahora, aqui dentro, todo lo que a muchos les parece callejones iguales, los veo tan diferentes en mis ojos, tan evidentes que me esta resultando muy sencillo.

Asi he llegado a la conclusion.
¿Que hare cuando te encuentre? Porque lo haré, debes saberlo.









Si todo lo que tengo en mi mañana se convierte en pedazos, te regalo uno, si, a ti que me estas leyendo, te regalo uno y no el menos importante. Te regalo parte de mi amor, no lo quiero conmigo si todo lo demas deja de existir. Asi que.. unete a mi, unete a vivir.
Vive.
Es el mejor regalo que alguien te pueda ofrecer.

6 de gener del 2010

Te echo de menos.

He intentado no acordarme de ti con cada cancion que escucho. Me he prohibido leer cualquier libro que hable de amor y evitar mirar peliculas ñoñas en las que todos lloran en algun momento al no ser correspondidos o no ser amados como desean. Y a ratos me parece tan ridiculo. Puedo dar 13 pasos y alcanzarte. Y miro mis pies y no se mueven ni un solo centimetro.
Girate, maldita sea girate y mirame.