17 d’agost del 2012

Cap. 18 La música que suena suave agita el alma.

Una de mis películas favoritas en un momento dado dice algo así:
"En el mundo hay dos clases de personas: los hombres y las mujeres." 
Es tan absurdo y tan cierto que adoro esa escena, es tan evidente que hace que sientas que el argumento es real.
Es tan evidente como cuando escuchas una canción y sabes en quien te hace pensar.
O como cuando escribo un texto y sé perfectamente a quien va dirigido, aunque luego lo niegue.


A día de hoy las palabras han consumido gran parte de mi vida, el como decir las cosas, a quien decirselas, cuando y sobretodo donde. Porque hay sitios en los que no se debe decir nada.
Así que el silencio se ha convertido en aquellos segundos en los que sin hablar he dicho tantísimas cosas que me aterroriza reconocerlo.
Y he tenido momentos de silencio en los que me he negado a mi misma cosas que mis manos, mis labios y aquella unidad intangible que llamamos alma habían dicho ya previamente. 
Y he tenido momentos de silencio contigo, en los que he visto tu cabello deslizarse lentamente y tus ojos cerrados acompañados de una respiración tan tranquila que moría a cada gesto que hacía porque no quería interrumpirla. 



Te regalo mi silencio...y con el todas mis palabras.

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